Aquella noche de verano, Parvati se despidió de Shiva, su esposo y su dualidad, con profundo amor y respeto. Las inesperadas ausencias del dios llenaban a Parvati de gran desasosiego, sobre todo cuando otros dioses aprovechaban esas oportunidades para cortejarla. Decían que la belleza de Parvati era lo que mantenía al sol radiante y brillante, por lo que no resultaba difícil comprender el deseo de otras deidades por poseerla. Sin embargo, Parvati siempre se mostraba fiel a su esposo. No obstante, estaba cansada de estas intromisiones y decidió ponerles fin creando con sus propias manos a una divinidad que cuidara de ella mientras Shiva estaba ausente. Le dio el nombre de Ganesha. En cuanto lo vio, Parvati lo amó inmensurablemente. Ganesha era un joven apuesto, dócil, amable y muy vivaz. El orgullo de madre se desbordaba al tenerlo consigo y anhelaba el regreso de su esposo para presentarle a su amado hijo. Sin embargo, Shiva se demoraba, y mientras tanto, Ganesha mostraba valentía y au
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