Diversidad de Aproximación

Fastidiado por la incongruencia de un pasado egipcio incomprensible para él, toma la dosis preparada de Belladona que le ha dado una extraña mujer con la que se encontró aquella noche. Entra a su habitación con el rostro relajado, se acuesta boca arriba con la boca entreabierta, luego cierra los ojos y se queda dormido.

Los oscuros recovecos de la noche y los sueños que solían perturbar el descanso del hombre con pesadillas siniestras lo atrapan. Se da cuenta de que ha descendido a una caverna profunda.

En ese lugar, se encuentra con un humilde egipcio de épocas pasadas, y aunque parece asustado, lo observa llegar sin sorpresa ni alarma. Él pregunta qué está pasando, pero el egipcio se arrodilla ante una roca, negándole la respuesta. Levanta las manos y él puede sentir el miedo que lo embarga. Le inquieta quedarse allí dentro, pero le aterroriza aún más el camino de regreso a la superficie. De todos modos, ha descendido tanto que ya no recuerda dónde está la salida.

El egipcio rezando en voz baja con cánticos incomprensibles y él se acerca lentamente. Finalmente, todo se aclara ante sus ojos, como el primer amanecer de un niño. Comprende de inmediato la injusticia de la que ha sido partícipe con esta civilización.

Pobre Egipto, envuelto en incongruencia por referirse al sol como disco de fuego, león y navegante, como Ra, Atum o Harakhte. No comprenden que no es una contradicción, sino simplemente el dinamismo de la esencia divina que intenta capturar la apariencia de un mismo fenómeno. No eres primitivo, eres simplemente una diversidad de aproximaciones.