Cosmogonía
Y se levanta la joven Aurora del lecho donde lo antiguo la mantenía oculta, y con ella llega la nueva generación de dioses ruidosos y en plenitud. Las fuerzas primitivas, en ese estado larval, eran incapaces de adaptarse al nuevo ritmo de la existencia. Después de algunas disputas cuyos detalles no son relevantes aquí, Tiamat, el monstruo primordial del caos, paradójicamente invocando a la vida y la maternidad en un nombre que rebosa de ira contra lo que es renovador, decide suprimir a su descendencia. Al darse cuenta de las intenciones matricidas de ese monstruo, los dioses jóvenes imploran protección a Marduk, quien preside la justicia, el orden y el buen gobierno. Los dioses, refugiados en las estrellas como pequeños cervatos temblorosos y temerosos, enfrían el sudor del miedo y beben inmensas copas de vino para calmar la sed de angustia, mientras los dos oponentes se enfrentan en un singular combate. ¿Te das cuenta de tu irracionalidad al querer deshacerte de tu descendencia, tu