Inacabados
La sangre de aquel dios sanguinario y la arcilla proveniente de la tierra fueron los elementos utilizados para crear a la humanidad. Los dioses moldearon su imagen, aunque su existencia quedó incompleta en esa sublime forma. Estos seres sin instrucción poblaron el mundo y se enfrentaron a conflictos de diversas formas en sus vidas. Un dios noble, enamorado de esos espíritus infantiles, decidió proveerles algo más que simplemente existencia para que pudieran enfrentar las difíciles situaciones que la tierra les presentaba. Lo llamaban Enki, y aunque habitaba en los océanos, conocía los secretos de cada rincón de este paraíso. Enki consideraba que el hombre no podía gobernarse por sí mismo, los veía como una pregunta abierta dirigida al cosmos, pero ellos no eran la respuesta. Estas criaturas, a las que solía llamar "criaturas", carecían de conciencia de sí mismas y eran solo lo que el tumulto divino decidía que fueran, debían adherirse a su naturaleza restante. Sin embargo,